Naturaleza, cuna del misterio en levedad, horizonte del poeta como el trazo sumi-è que no se detiene en su deseo de captar cierto espíritu móvil que acaso sea el ritmo, que acaso sea la vida. Carrera se sitúa en la naturaleza y borda el ritmo con los pájaros, posando pero no reposando, dando lugar al acontecimiento y partiendo a desentrañar el ritmo. Por eso sus claves son leves y profundas, como Juanele, como Hudson, leves criaturas buscando en la naturaleza un hogar, que quizás no sea sino la posibilidad de habitar el propio ritmo. Arturo Carrera tiene un compromiso con el misterio. Y le agradecemos; “¿No es acaso el movimiento de la sorpresa lo que anhelamos cada vez?”